sábado, 21 de julio de 2018

[ESPECIAL] En busca de un giallo decente (3)



Hace poco, un amigo que conoce mis gustos cinematográficos me comentaba que tenía que estar contento, que el giallo volvía a estar de moda. Y sí, desde luego el género parece haber reflotado (aunque, como comenté el otro día, realmente en Italia nunca se dejó de hacer) y cada vez hay más “neogiallo”. Sin embargo, las pocas que he visto no me acaban de gustar, sobre todo porque hay una cosa que los amantes del género a veces parecemos olvidar. El giallo es un subgénero de explotation. Esto significa que las películas eran de poco presupuesto y que buscaban el impacto típico que busca la serie B: remplazar la falta de presupuesto con morbo, sexo y violencia. Los directores italianos de giallo eran machacas que hacían gialli porque estaba de moda, igual que la mayoría hizo también péplum, western, pelis de caníbales y zombis, fantaterror y, bueno, lo que estuviera de moda en la época (puede que la gran excepción a esto sea Argento, pero este es un caso a parte tanto por su familia (productores de cine) como por la manera en que lo petó con “El pájaro de las plumas de cristal”, pero vaya eso es otra historia). Así pues, es lógico que en el giallo haya una cantidad ridícula de tetas completamente gratuitas, igual que los asesinatos son absurdamente coreografiados y las víctimas tengan aproximadamente 80 litros de sangre. Hoy, en particular, veremos dos ejemplos de giallo con tetas, muchas, muchas (demasiadas) tetas.
(Antes de nada, me gustaría recordar que la lista esta es mi opinión. Cuando diga si una peli “pasa el corte” o no, lo hago bajo mi criterio. Aún no he recibido hate (para eso alguien debería leerme, pero nunca está de más ponerse la venda antes de la herida, y más cuando hoy critico una peli que suele estar en las listas de mejores gialli). 

miércoles, 18 de julio de 2018

[ESPECIAL] En busca de un giallo decente (2)


Cuando hablamos del “giallo”, hay una serie de cosas que debemos de tener en cuenta. Una de ellas, es que, a diferencia de lo que se cree, en general nunca se ha dejado de hacer giallo, igual que nunca se ha dejado de hacer péplum, western o slasher. Por lo tanto, no es un género exclusivo de los 70. De hecho, y esto es otra cosa importante, el origen del giallo es en los 60 (aunque bueno, si estáis aquí leyendo esto, seguramente ya lo sabríais). Es más, “Seis mujeres para el asesino”, que no es ni la primera, es del 64. Sin embargo, hay una fecha que es clave para el giallo tal y como se conoce hoy en día, el 71, cuando se estrena “El pájaro de las plumas de cristal”. Realmente es esta peli la que define las características más importantes del género: elementos como la violencia gráfica y coreografiada, por ejemplo, no eran comunes, aunque ya aparecían. En resumen, son esos nueve años que separan “La muchacha que sabía demasiado” y “El pájaro de las plumas de cristal” donde encontramos los gialli más diferentes, más curioso y, bueno, más irregulares. Hoy veremos dos ejemplos de esto: 

martes, 26 de junio de 2018

[ESPECIAL] En busca de un giallo decente (1)



No hace mucho, por Twitter (por cierto, os insto a que me sigáis. Hago muchos RT y, bueno, esto…), una persona dijo que los seguidores del giallo tenemos que escarbar para encontrar algo bueno, porque hay muchos títulos y la mayoría son muy mediocres. Y, bueno, tiene más razón que un santo. Hay que tener en cuenta dos cosas: el giallo fue un género súper popular en Italia en los 60 y, sobre todo, en los 70 y que se considera un género de exploit. Esto significa que se realizaron muchos, muchos gialli, en muy poco tiempo, con poco dinero y con directores que eran auténticos machacas. Según Wikipedia (la versión italiana), en apenas 19 años (del 63 que se rueda La chica que sabía demasiado al 82 con Tenebre) se hicieron 220 películas. 220, sin contar las más modernas, la época de decadencia de los 80 y 90 y el resurgimiento de los 2000 y, sobre todo, 220 solo en Italia.

jueves, 24 de mayo de 2018

No veas este anuncio: Mayo


Son tiempos oscuros. Los nacionalismos y el patriotismo exacerbado invade nuestra vida. La derecha avanza de manera inescrutable. El machismo, el racismo y la homofobia no solo resisten, sino que parecen más fuertes que nunca. La corrupción está tan establecida y es tan sistemática que parece ya común, ni nos escandaliza. La justicia ha perdido completamente su credibilidad. Personas son encarceladas por tuits, canciones, ideas. Las injerencias de la política a los jueces son constantes. Y, lo peor de todo: HE VUELTO.  Diría que para quedarme, pero todos sabemos lo intermitente que soy.