viernes, 16 de enero de 2015

La noche de Walpurgis


Dos doctores haciendo una autopsia. Entre diálogos forzados nos explican que un supuesto hombre lobo atemoriza un pueblo supersticioso y que todos creen que ha sido el muerto. En vez de hacer la autopsia normal, le sacan las balas de plata, para demostrar que no es el hombre lobo. Obviamente, al sacarle las balas se levanta, el cadáver se transforma y mata a los médicos, se escapa, desnuda a una chica y la mata. Título de la peli, mientras la sangre brota por la teta de la chica.

Así empieza este clasicazo de la caspa española que, la verdad, tenía muchas ganas de ver. Película de diálogos forzadísimos y tetas, muchas tetas (en los primeros 10 minutos ya se han visto a dos mozas enseñando sus virtudes). En ella, Paul Naschy retoma su papel de Waldemar Daninsky, su célebre hombre lobo, en esta ocasión por cuarta vez (aunque la segunda sea la película perdida La marca del Hombre Lobo). El argumento es muy simplón, como suele ocurrir en estas ocasiones: dos jóvenes que hacen una tesis sobre una condesa vampiresa y asesina de la Edad Media (eing?), se encuentran con el bueno de Waldemar que, casualmente, vive cerca de la tumba de la condesa. Una de ellas, como ya ocurriera en la primera película de Waldemar, le quita la cruz de plata del pesho (o eso dice Wikipedia) y la revive.
La peli del 71 y se nota, con sus momentos cutrones, sus recursos cutres y su guión cutre. Además, y tiene delito, menos Naschy, el resto son unos actores lamentables. Los diálogos forzados tampoco ayudan, es verdad.
Pese a todo, es una gran comedia involuntaria y no se hace pesada ni aburrida.


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