Hace tiempo clasifiqué (y cuando digo clasifiqué me refiero
a lo hico Paco Fox en esta genial entrada que yo fusilé) el cine malo en tres
tipos:
·
la serie B, telefilmes y demás
·
el hostiazo millonario, la peli estrenada en
cines y con ciertos medios que por un motivo u otro hace aguas
·
La hispteria pretenciosa, el cine
intelectualoide mal entendido.
La cuestión es que repasando las 28 críticas que he hecho,
me he dado cuenta de una cosa, hay una descompensación brutal. Mientras que el
primer tipo (con pelis como Rats o Hard Rock Zombies, por ejemplo) y el segundo
(con Ghost Rider o Los 4 fantásticos entre otros) está más que cubierto sólo
hay una peli del segundo: Lost River (bueno, Imago Mortis podría llegar a
considerarse de este estilo, pero igualmente siguen siendo sólo 2).
Así pues, he decido atarme los machos y entrar en faena. Y, amiguitos, me he encontrado con un problema, con el mayor problema estructural que tienen este tipo de pelis: Mientras una serie B es fácil saber que es una mierda por múltiples motivos (una mierda que te puede gustar o no, desde luego) y el hostiazo millonario suele tener un recorrido y, por lo tanto, su fama le precede, con la hipsteria es difícil interpretar si es una mierda o una genialidad. Así pues, hoy traigo uno de los grandes exponentes de este cine bipolar, una mierdola genial: Canino.
(Antes de empezar, he de hacer un pequeño inciso: Uno de mis
innumerables defectos es ser un moenno de cuidao. Soy de esa clase de gente que
se la casca fuerte con el fluxus, que se le dilata el ano con Yoko Ono dando
berridos, que el 4:33 de John Cage le parece un temazo o que considera un genio
a Benjamin Bennett. Así pues, una parte de mí se está tocando con lo conceptual
de la peli, mientras la otra reconoce lo que es UN PUTO TOSTÓN)
Y ahora ya sí, vamo al lio: como ya hice con Lost River, y
dado lo complicado que resulta de ir comentándola, pues básicamente se sustenta
en un ritmo lento, con planos fijos y diálogos rarunos, comentaré sólo el
argumento.
La peli nos habla de una familia rara de cojones que vive en
las afueras de la ciudad. Los padres
hacen una vida relativamente normal (relativamente porque no hay nada normal en
esta peli), pero los chavales nunca han salido de la casa, y viven una realidad
propia. A la casa no puede entrar nadie excepto Christina, una segurata de la
fábrica del padre y con la que, por cierto, el hijo tiene los polvos menos
eróticos del cine. Y la hija. Lo cual desencadena en sexo chungo lésbico e
incestuoso. Y luego en más sexo incestuoso y mucho más chungo.
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